Hola a todos:
Realmente este post no tiene demasiado
que ver con el libro al que le plagio el título, pero le
viene que ni pintado al tema al que le quiero dedicar la entrada de hoy.
A mediados de septiembre, el periódico el
Mundo publicaba una entrevista a Allen Frances, un
prestigioso psiquiatra estadounidense (la entrevista completa
podéis leerla aquí: http://www.elmundo.es/salud/2014/09/14/54133868ca474128048b4570.html),
cuando la leí, me resultó bastante impactante, así que la guardé en el cajón de
las ideas para futuros post. Aunque ya he visto algún que otro comentario sobre
ésto (para muestra un botón, os recomiendo la entrada del blog Docencia
Rafalafena), me lanzo a dar mi opinión.
Esta entrevista viene a propósito de la
presentación de su libro "¿Somos todos enfermos mentales? Manifiesto contra
los abusos de la Psiquiatría", y la idea principal que saco
es el problema que supone el sobrediagnóstico de trastornos mentales y su sobretratamiento con fármacos.
No creo que esto del
sobrediagnóstico sea culpa únicamente de la industria farmacéutica, sino
también nuestro: hoy en día preferimos que emociones
normales como son sentir pena
tras la muerte de un ser querido, estar agobiado por la cantidad de trabajo o
sentirse triste a veces, sin motivo aparente, dejen de ser eso, normales, para
convertirse en enfermedades y así poderlas tratar con medicamentos.
Otra idea que puede sacarse de la entrevista es
que incluso cuando la enfermedad mental es real, los medicamentos disponibles
para ella, a veces no son la
mejor opción. Existen diversos estudios que muestran la efectividad de
terapias conductuales y del efecto placebo frente al tratamiento con fármacos
de trastornos mentales como la depresión. Los neurolépticos, antipsicóticos,
antidepresivos, ansiolíticos y demás fármacos han demostrado ser
eficaces en estas patologías; sin embargo, no están exentos de riesgos; por lo
que sería lógico pensar que el tratamiento debería comenzar con la psicoterapia
para añadir después, en caso necesario, alguno de estos medicamentos.
De cualquier manera, mi máxima siempre ha
sido que cada paciente es un mundo y lo que le viene bien a uno probablemente
no sea igual de bueno para otro; con lo que creo que debe apostarse por la individualización de los tratamientos.
Ya como final, os voy a
dejar un enlace a uno de los programas de Redes "Fármacos
para las emociones" que os recomiendo ver entero (es sólo media
hora de vuestro tiempo) que hace un tour magnífico a través del desarrollo de
medicamentos para las enfermedades mentales.